Zapatos, Pis y Manos

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Quiero comenzar este artículo explicando que los niños “son” y están seguros en la medida en que su entorno lo “es” y está. Así, si saben lo que tienen que hacer, cómo y en qué orden, les proporcionaremos seguridad y estrategias para moverse en su entorno y poder extrapolar dichas acciones positivas y exitosas a otros ambientes.

El orden  y los buenos hábitos no solo dan seguridad a los niños, también a los adultos. Si prevemos lo que  ocurre cuando hacemos algo, somos más ágiles en nuestras acciones y no perdemos el tiempo en intentar realizar rutinas diarias que se repiten durante muchos años e incluso de por vida.

En este primer post sobre hábitos y rutinas quiero expresar mi intención de transmitiros como hacer que ciertas rutinas diarias se conviertan en una guía para enseñar determinados hábitos básicos que son fundamentales en la vida de los niños como son, el orden en actividades de aseo al entrar en casa o  al irse a la cama, y que proporcionan habilidades para adquirir otros hábitos mas complejos como la responsabilidad de realizar las tareas y el estudio diario.

El aprendizaje de los más pequeños se basa sobre todo en la observación, la repetición y la práctica con estímulos positivos. En la mayoría de sus aprendizajes básicos, andar, hablar, comer, asearse…. han estado presentes dichas actividades, por ello, si pretendemos que aprendan algo, es fundamental que lo puedan observar y practicar, recibiendo, sobre todo al principio, estímulos positivos, con frases de ánimo y agradecimiento. Así, si queremos que den las gracias, pidan perdón, o pidan las cosas por favor, será imprescindible que lo vean de manera repetida y clara en las personas que tienen como referentes y a las que observan constantemente, pues, aunque nos parezca que no lo aprenden, inconscientemente, los modelos que copian son los más cercanos y los más que repetidos, puesto que han tenido más oportunidades de poder memorizarlos, interiorizarlos y practicarlos.

Esto que puede parecer una obviedad, es un pilar fundamental para intentar educar a nuestros hijos en los  valores, hábitos y rutinas que consideremos fundamentales  y que se adquieren sobre todo en la familia, puesto que es el entorno que más satisfacciones le proporciona y donde mejor se sienten. A través del afecto y con el afecto se consigue aprender la mayoría de las cosas necesarias para desenvolverse en nuestros entornos, y nos ayuda a superar retos, dificultades y frustraciones, necesarias para madurar y aprender a desenvolvernos en ambientes desconocidos, difíciles e incluso hostiles.

Para ir finalizando este post, me gustaría dejaros un ejemplo de cómo podemos ir haciendo un entorno más seguro y ordenado en nuestras casas, y para nuestros pequeños. Puede servir para trabajar rutinas diarias, adquiriendo, a la vez, hábitos básicos imprescindibles como la higiene, el orden, la responsabilidad….este ejemplo del que quiero hablaros, es el que ha dado título al post “zapatos, pis y manos”. Una frase muy simple pero muy clara y concreta, que los niños entienden y no hace falta dar grandes explicaciones de lo que significa, pues si a la vez que entramos por la puerta de casa o incluso al subir en el ascensor la escuchan, ellos sabrán, si l han visto hacer antes o se lo hemos explicado, que deben hacer cuando lleguen a casa, y no tendremos que ir detrás de ellos para que hagan desde el principio lo que toca hacer.

Quizás, al principio, si los niños tienen 3 o más años y no la han hecho nunca, tengamos que explicarles, como si fuera un juego, que al decir esas palabra ”mágicas”, todos haremos lo que significan, y es que cuando entramos en casa, nos quitamos la cazadora y la dejamos en su sitio, nos quitamos los zapatos, y los dejamos en su sitio, hacemos nuestras necesidades…..y por último, nos limpiamos las manos. A partir de los tres años, es importante que les expliquemos, el porqué del orden en estas tres o cuatro actividades básicas, y donde dejaremos y haremos cada actividad, pues cuanto más asegurado esté el éxito, más fácil adquieren el hábito. Al principio podemos utilizar un cartel, hecho con su ayuda, en la entrada, y durante los primeros días será fundamental intentar hacerlo siempre de la misma manera, hasta que veamos que son ellos quienes, seguramente, nos recuerden qué debemos hacer al entrar por la puerta.

Este ejemplo de rutina, puede servirnos para realizar otras, pero no debemos perder de vista, que  los niños desde sus primeras horas de vida aprenden por observación, práctica y repetición, así que cuanto antes vean “bien” lo que tienen que aprender, mejor, nos evitaremos tener que reorganizar todo y para ellos será “coser y cantar”.

Un cordial saludo.

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